La Navidad es la temporada de dar, y un joven afortunado fue bendecido con una generosa madrastra que sabía exactamente lo que él quería para las vacaciones.Había estado albergando un deseo travieso por sus curvas deliciosas, y ella estaba más que dispuesta a cumplir su deseo.Por fin había llegado el día, y después de una provocación tentadora, le hizo saber que su sueño estaba a punto de hacerse realidad.Su voluptuoso cuerpo era una vista para contemplar, sus amplios atributos lo provocaban a morder.El pensamiento de compartirla con otro hombre hizo que su sangre hervira, pero sabía que todo era parte del plan.A medida que el condón se escapaba, la anticipación se construyó en un tono de calentura.Hubo llegado el momento que habían estado esperando, y no hubo vuelta atrás.La habitación se llenó de gemidos mientras se sumía en sus profundidades, sus cuerpos moviéndose en perfecta armonía.El clímax fue explosivo, dejándolos a ambos sin aliento y satisfechos.Era una tradición navideña como ninguna, un regalo que seguía dando dar.