Una habitación de hotel sirve de escondite perfecto para un espía astuto, que siempre está al acecho de una acción traviesa.Al intentar meter la mano en el tarro de galletas de algunas revistas subidas de tono, tropieza con una vista que le deja la mandíbula caída.Un culo tentador, agachado y esperando ser complacido.Siendo el afortunado que es, aprovecha la oportunidad y se sumerge justo dentro, follando con fervor ese coñito prieto.La chica gime de placer mientras la toma por detrás, sus manos explorando cada curva.Después de un viaje salvaje, la deja chupar su polla, antes de llevarla a la posición del misionero, sus dedos haciendo maravillas en su clítoris.El clímax llega mientras él le chupa la carga por todo el jugoso culo, dejándolos a ambos satisfechos.