Después de un agotador día en el hospital, regresé a casa para encontrarme con la ayudante rubia despampanante que me esperaba ansiosamente.Sus ojos se llenaron de lujuria mientras se quitaba hábilmente los guantes y procedía a darle a mis clientes la enorme polla que se merecía.Trabajaba su lengua sobre ella, saboreando cada centímetro, antes de tomar el control, follando su culo apretado con el mismo fervor que hubiera usado en un paciente.La vista de su bonito rostro que se contorsionaba de placer mientras la devastaba era suficiente para hacer que cualquiera tuviera un corazón acelerado.Sus azules ojos se llenaban de deseo y sumisión mientras me susurraba cosas sucias, alimentando mi pasión aún más.Todo el encuentro se capturó en cámara, un testimonio de nuestro deseo desinhibido y la naturaleza cruda y primaria de nuestro encuentro.